lunes, 9 de noviembre de 2020

El principio de la palanca aplicado al arco

 


En esta publicación hablaremos del principio mecánico de la palanca aplicado al arco, para concluir o deducir por qué se recomiendan movimientos lentos y prolongados para aprender y dominar su control.

 Desde la perspectiva física, el conjunto del instrumento en la mano del ejecutante tiene dos puntos de apoyo (fulcro en la terminología de la teoría de las palancas), uno es el pulgar del brazo que sostiene el arco y el segundo es la cuerda sobre la cual se desliza éste último. La característica del primer punto de apoyo, el pulgar, es que se trata de un fulcro fijo, el caso contrario ocurre en la cuerda, pues se trata de un punto de apoyo móvil.

 El peso del arco se distribuye entre la cuerda y el pulgar. A medida que se mueve el arco sobre la cuerda, variará la relación del peso o fuerza que se aplica a la cuerda respecto de la ejercida por el pulgar.

 El perfil de la masa del arco tiene una distribución asimétrica, dado que el centro de masa (el punto físico que representa el peso total del arco) o punto de equilibrio, se localiza a una distancia de aproximadamente un tercio de la longitud de la vara, medida desde el talón.

 En la cabeza se concentra aproximadamente el doble de la fuerza del pulgar mientras se desliza sobre la cuerda.

 A una distancia de aproximadamente un tercio desde la cabeza, el peso se equilibra de manera uniforme entre el pulgar y la cuerda.

 En ese punto de equilibrio, todo el peso del arco se concentra sobre la cuerda.

 Pasando de ese punto, entre más nos aproximemos al talón, el arco se volcará sobre la cuerda si no se ejerce más presión o fuerza en el arco, justo en el talón, para equilibrarlo.

 Sin embargo, dicha fuerza adicional comprime a la cuerda y evita en cierto grado su vibración, de modo que para evitar ese efecto será necesario dejar de ejercer fuerza sobre la cuerda.

 Existen dos técnicas para equilibrar el peso. Una es aumentar la fuerza proveniente del dedo meñique de la mano que maneja el arco (la derecha en diestros), de modo que se eleve el arco por encima del nivel del punto de apoyo del pulgar.

 La segunda técnica es elevar por completo la mano, para contener o soportar de manera precisa el peso del arco con la misma.

 Con un movimiento prolongado y lento del arco es posible detectar estas variaciones de peso provenientes de la cuerda respecto de la mano que le mueve.

 Por supuesto no todo se reduce al equilibrio de la doble palanca que representa la cuerda en contacto con el arco, hay dos factores más a considerar en la mecánica del movimiento del arco: el punto de contacto con respecto de la cuerda, es decir la distancia desde el puente, y la velocidad a la cual se mueve el arco. Ambos parámetros tienen efectos sobre cuánta fuerza puede soportar la cuerda antes de que el contacto del arco detenga la vibración libre de la nota. Como regla general, la cuerda soporta un mayor peso entre más nos acerquemos al puente y al mismo tiempo puede soportar mayor tensión a medida que el arco se mueva más rápido.

 Al aumentar la velocidad, tenemos que agregar más peso con el brazo con la finalidad de mantener la mecha o cerdas en contacto con las cuerdas.

 La pronación de la mano que controla el arco o su inclinación respecto de la vara del arco con auxilio del dedo índice, es una forma de aumentar el peso que se transfiere del brazo al arco. Otra manera es simplemente relajar el brazo, en cuyo caso el peso provendrá de toda la mano, dirigido por el índice.

 En conclusión, para lograr el equilibrio, usando los principios físicos de la palanca, es necesario que el instructor corrija en lecciones presenciales la técnica exacta para lograr el mejor control del arco y en consecuencia del tono generado, con el objetivo de optimizar y dominar el peso del arco, la velocidad de su movimiento y el punto de contacto.

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